En Tlatelolco confluyen tres momentos clave para entender el México de hoy: el Tlatelolco prehispánico, del cual sólo quedan restos de sus templos. El Tlatelolco colonial, con su iglesia de Santiago y lo que perdura del tecpan o palacio. Y el Tlatelolco moderno, el que fue testigo de la masacre de estudiantes del 68, hecho que cambió para siempre la fisionomía política de México y que perdura en la memoria del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Tlatelolco fue siempre lugar de mercado y lo sigue siendo. Frente a la Plaza de las Tres Culturas se levanta cada domingo por la mañana uno de los tianguis con más tradición de la ciudad: La Lagunilla. Su sección de antigüedades es un paraíso para buscadores de tesoros, para coleccionistas y curiosos. Pero el mercado también se llena de familias, hipsters y estudiantes en busca de ropa de marca a buen precio, playeras originales e incluso un corte de pelo.
En el lado opuesto de Tlatelolco se encuentra la colonia de Santa María la Ribera, antaño un barrio señorial, como dejan constancia las casonas del Porfiriato que aún quedan en pie, y hoy un barrio popular. Aquí hay que venir sólo por curiosear. En su alameda, un kiosco de estilo morisco del s. XIX, increíblemente grande y bello. Y además, el fascinante Museo de Geología, una maravilla de otros tiempos a la que te da la bienvenida… un mamut. Y si lo tuyo es estar en la onda, El Chopo te acerca a las vanguardias.