Parques nacionales
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Entre los epitafios del Panteón de Dolores se leen las historias más insólitas de la ciudad...
Los panteones son sitios sagrados. Entre la nostalgia, melancolía y el desasosiego, son un recuerdo de que se está de paso hacia otro lugar, y posiblemente, hacia otras formas de vida. Las creencias religiosas, la cultura sincretista y el miedo o respeto a la muerte generan cierta fe tanto en los creyentes como en los escépticos.
Tal es el caso del Panteón de Dolores, ubicado en el corazón de la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec. Es una pieza viva de la historia de nuestro país, donde yacen los féretros (vacíos en su mayoría) de Tina Modotti, el General Calles, Venustiano Carranza, Alfonso Reyes y Ángel del Campo, uno de los primeros cronistas de la Ciudad de México.
Este camposanto es el más grande América Latina. Mide 200 hectáreas y tiene 7 millones de habitantes que duermen ahí en el “sueño de los justos” y más que una lectura sobre lo que pasó en esta ciudad, este santuario de los muertos también nos dibuja ciclos e historias que comenzaron antes de nuestra vida y que seguirán a pesar de nuestra muerte.
Entre tumbas, naturaleza y lluvia, las imágenes de una serie de epitafios nos persuaden a creer en una condición constante: la vida frente a la muerte.
Imágenes: MXCity.